Latour

El posmodernismo como la filosofía de y para funcionarios

Buscándola, no he encontrado una larga y sesuda entrada que planeé hace un tiempo sobre el posmodernismo y mis crecientes simpatías hacia dicho movimiento. Lo que me hace pensar que fue una ensoñación, un mero bosquejo mental que nunca llegué a plasmar por escrito.

Vaya por delante que apenas tengo conocimiento directo del posmodernismo. Apenas he leído a alguna de sus principales figuras directamente. Fundamentalmente, he aprendido sobre él a través de sus críticos, especialmente en las ciencias duras, como Sokal. Entiendo que eso sesga y condiciona mi opinión sobre el asunto.

Platón gana todas las guerras, pero Protágoras todas las batallas

Esta entrada tercia en el conflicto entre Sokal y Latour que el primero —junto a su coautor— describe en Fashionable Nonsense: Postmodern Intellectuals’ Abuse of Science. El libro discute dos grandes discrepancias en dos capítulos distintos del libro, aunque para los efectos de esta entrada, el conflicto relevante es el que se describe en el capítulo dedicado a la sociología de la ciencia.

Voy a comenzar con una breve semblanza de los dos protagonistas. Sokal es un físico conocido sobre todo por el llamado escándalo Sokal. Lo que sucedió, en pocas palabras, es que Sokal envió un falso artículo a una revista de estudios culturales posmodernos sosteniendo un desafuero —que la teoría de la gravitación cuántica es una mera construcción social y lingüística— y consiguiendo que fuese publicado. Pero eso no es lo más importante. Lo más importante es que Sokal tiene una postura muy común entre la gente dedicada a la ciencia según la cual existe una realidad objetiva ahí afuera y que la ciencia la describe en términos exactos e incuestionables.