Educación

Móviles y niños: una discusión "meta"

Sobre el uso de los móviles en los colegios (y, más en general, sobre el uso de los llamados dispositivos electrónicos por los niños), hay dos posturas fácilmente identificables. En su versión más breve y cruda y menos matizada, son:

  • Que son perniciosos y que hay que prohibirlos.
  • Que son herramientas de aprendizaje muy útiles.

Suelen corresponderse con dos interpretaciones de la muchachada:

  • Todos los niños están representados por el niño promedio. No nos interesan los niños individuales sino un niño hipotético situado en el promedio de todas las dimensiones de interés.
  • Los niños son desiguales en muchas de sus características y, aun concediendo que a una mayoría le perjudica un uso más o menos autónomo de estas herramientas modernas, existe una significativa minoría de niños con inquietud e interés que pueden beneficiarse extraordinariamente de disponer de todo el conocimiento y de la respuesta a todas las preguntas que pueden concebir a su edad.

La primera postura es la que observo más generalizada; por su ubicuidad, omito enlaces a textos que la defienden: son casi todos. La segunda es minoritaria, pero está expresada en, por ejemplo, esta breve entrada en MarginalRevolution.

Notas (33): Educación y conocimiento

Antes, para combatir la sequía, sacábamos los santos de procesión. Ahora, en el RU quieren que borres emails y fotos para lo mismo. Hemos cambiado una liturgia por otra tan tonta como la anterior.

Hay dos maneras de leer el artículo "18.000 € por un ‘Huevo de Toro’. España se mete en la carrera por resucitar cultivos autóctonos". Una es como lo hace el articulista. Otra, como una falta de respeto a la revolución verde y todo lo bueno que nos trajo.

Una serie de enlaces sobre educación, conocimiento y la dimensión social de la ciencia

  • Muchos jóvenes nativos digitales están optando por no regalarles smartphones a sus hijos, pese a haber crecido rodeados de tecnología. Prefieren priorizar la salud mental y limitar el acceso inmediato a redes sociales e Internet. Lo cual es un argumento razonable. Pero hacerlo por los miedos que pueden generar algunas de las anécdotas (escalofriantes) que menciona The Guardian aquí plantea otro tipo de consideraciones.

  • En Por qué crecen las universidades privadas: la realidad que no se quiere afrontar se dice una obviedad: que las universidades privadas absorben la demanda que el sistema público no cubre. De lo contrario, no existirían. Si la universidad pública sigue unos criterios y la sociedad en la que se implanta busca otros, de la disparidad surgen oportunidades de negocio.

Sobre la desconfianza en los expertos y los medios tradicionales (y algunas cosas más)

Los detalles son resistentes al riesgo, nos viene a decir Robin Hanson en esta brevísima entrada suya. Cuando la arco argumental está ya trazado, la única libertad que tienen los agentes independientes es en lo accesorio, en lo secundario, en lo ornamental.

Según Adam Hunt, la siquiatría está huérfana de sustrato teórico y argumenta a favor de una relativamente novedosa: la siquiatría evolutiva. Permite, al menos, crear relatos sobre por qué existen las patologías siquiátricas en lugar de, simplemente, no existir. Menos claro queda en el artículo cómo tratarlas: gajes de las teorías evolutivas.

Unos cuantos enlaces sobre la universidad, la educación, la superinteligencia y el conocimiento

En una universidad suceden muchas cosas a la vez. Hay quienes sostienen que eso es positivo, que es bueno, por ejemplo, que haya gente que investigue y que, al tiempo, dé clases a los estudiantes. Otros, sin embargo, (véase Unbundling the University) creen que esa yuxtaposición de funciones detrae valor y aboga por desatar ese haz de funciones y asignarlas a instituciones que, como en la filosofía UNIX, hagan una única cosa pero que la hagan bien.

Varias notas sobre la educación (y la falta de ella)

Educational Austerity and Progress Studies: es Caplan reiterando que el efecto causal entre educación y desarrollo económico va en dirección contraria de lo que generalmente se entiende.

Pero The Economist trae un artículo sobre Zhejiang University, el alma mater de Deepseek, pero no solo de Deepseek.

Y Tabarrok alega cuatro motivos por los que puede ser contraproducente luchar contra las políticas woke en los EEUU reduciendo la inversión en ciencia, siendo el primero de ellos que las covachuelas donde habitan los administradores woke y los laboratorios que se financian con los fondos de investigación son lugares distintos y, en gran medida, independientes.

Sobre el lastimoso estado de la ciencia económica española y algunos asuntos más

A nadie se le escapa el lastimoso estado al que ha decaído NadaEsGratis en los últimos tiempos. Se preguntaba estos días, como si no ocurriesen suficientes cosas en el mundo, sobre si puede la prescripción de actividad física mejorar la salud mental. Mientras en otras latitudes, se publican cosas que tratan de guiarnos dentro del revuelto mundo actual, como los efectos de las políticas de Trump en el mercado de deuda, la conveniencia o no de un fondo soberano de criptomonedas o el estudio del impacto de las políticas de diversidad en los consejos de administración de las empresas aprovechando tácticamente un experimento natural.

La ortodoxia religiosa en TikTok y algunos asuntos más

Todo el mundo habla del artículo de los Garicanos sobre How to incinerate 220 billion euros. Lo único que tengo que decir al respecto es que esos 220 miles de millones de euros no se quemaron sino que cambiaron de mano: no los gastó el agente económico llamado estado sino otros agentes económicos distintos. ¿Por qué parece que los economistas hablan siempre de parte del estado?

En algunos sitios (Pakistán, Suráfrica, etc.) la red eléctrica funciona tan mal que cierta gente instala paneles, usa baterías y se desenchufa. Por lo que la red todavía funciona peor, etc. y se genera una espiral de la muerte. Así pasa con ciertos servicios públicos en otras latitudes.

Unas cuantas notas sobre la universidad y el aprendizaje

Habida cuenta del fracaso de la universidad española que glosa Javier Jorrín en El Confidencial, Antonio Cabrales sugiere en NadaEsGratis un pacto fáustico:

El pacto consiste simplemente en ofrecer mejoras presupuestarias condicionadas a que todo (o una parte muy importante de) el presupuesto dependa de la calidad de los servicios que provee la universidad.

Que haya que plantearlo en esos términos dice mucho sobre lo que puede estar ocurriendo actualmente en esas beneméritas instituciones. Dos visiones alternativas sobre el asunto se ofrecen en este otro artículo en el que se discute, además, el papel que está jugando la educación privada.

Más sobre la educación universitaria como industria exportadora

I.

El otro día escribí:

Joseph Heath ha vuelto a bloguear y a escrbir cosas como Canadians should think of higher education as an export industry. España podría también —tiene un enorme mercado pontencial—, pero, para eso habría que… Vamos, que no podría.

El artículo de Heath no dice nada extravagante ni que no se pueda extrapolar fácilmente del título: la educación en Canadá tiene buena reputación y muchos estudiantes de todo el mundo estarían dispuestos a pagar por formarse allí.

La educación universitaria como industria exportadora y cuatro asuntos más

En este artículo de The Economist se argumenta en torno a dos ideas. La primera, que mucha de nuestra interacción social está basada en rituales más o menos automáticos. La segunda, que los LLMs son particularmente capaces de automatizar tareas repetitivas. Combinadas, ambas, se predican consecuencias fácilmente adivinables.

Hay un famoso artículo sobre cómo la gente asegura sentir menos hambre al salir que al entrar en un restaurante. Este otro artículo viene a demostrar algo parecido: que la construcción de nuevas viviendas, aunque sean de alto standing, contribuye a reducir el precio de las viviendas más asequibles. En ambos casos, restaurantes y viviendas, podría decirse que es ocioso tratar de demostrar nada y que los efectos pueden deducirse prácticamente desde primeros principios, que son más una tautología que un hecho empírico. Sin embargo, me temo que por cuestiones de cerrazón ideológica, muchos querrán verlo de otra manera y eso justifica el análisis cuantitativo de la cosa. Pero, vamos, en libros como el recomendadísimo Order without design - How Markets Shape Cities, de Alain Bertaud, se habla del asunto hasta la saciedad.

Educación en un mundo competitivo y desigual y cuatro asuntos más

I.

Es un poco extraño el parrafito

La esencia del argumento es que el estilo de crianza “óptimo” no puede entenderse sin mirar al entorno económico. En país muy desigual y donde el capital humano es esencial para el desempeño económico los padres no pueden dejar que el hijo decida por su cuenta cuánto se esfuerza. Y por eso deben influir directamente en sus acciones (lo que llaman estilo “autoritario”) o, en un país donde buena parte de la educación se recibe lejos del control parental, sobre sus preferencias (lo que llaman estilo “authoritative” y yo traduje como “persuasivo”). Solamente cuando hay poca desigualdad se pueden permitir los padres ser “permisivos” y dejar que los chicos exploren la creatividad o sus intereses amplios.

La selectividad es el dilema del prisionero a diecisiete bandas

Sí, la selectividad es el dilema del prisionero a diecisiete bandas. No hay mucho más que decir al respecto. Los incentivos determinan una matriz 17x17 muy obvia de premios y castigos. Los agentes —económicos, políticos, educativos, etc.—, hayan o no leído sobre Nash y demás, juegan lo que les conviene.

Visto de otra manera, es el estado incurriendo en los llamados fallos del mercado y, en particular, instigando una autoinfligida race to the bottom.